domingo, 22 de agosto de 2010

RECUERDOS DEUSTUANOS (PARTE 2)/ CARLOS ORELLANA


Me envía mi tocayo Carlos Valqui Guarniz un email que me da pie para algunas remembranzas en las que la política era entonces una suerte de fulgor o fogonazo que nos atraía:

"Don Carlos: (MIKE MALONE):
En su comentario de BLOG "Dos email" menciona que la foto que muestra de su persona data del 2006, lo cual no es obice para reconocer que el paso de los años ha sido benevolente con Ud. además mucho tiene que ver el modus vivendi, matizado de comodidad, solvencia, cariño de tus seres queridos y amigos que lo estiman. Asimismo saludo el intercambios de opiniones que tiene con el amigo Manolo, quien merece mi reconocimiento por haber descrito su persona como una persona entregada a los placeres de la carne. Carlos en el colegio tu y Sanchez Tenorio eran asiduos defensores del APRA y me gustaba observarlos defendiendo sus ideas contra Cordova otro gran defensor del partido de Accion Popular, eran buenos sus coloquios. Salud

Parte de estas remembranzasa fueron publicadas en mayo de este año. Aquí va la segunda entrega:

RECUERDOS DEUSTUANOS (PARTE 2)
Imposible olvidarse de los auxiliares. Eran tres. A uno, hombre ya maduro, calvo, tranquilo y medio tontón lo apodaban “Rápido Flash”. El mote se debía a sus repentinos arranques de ira cuando le colmaban la paciencia. “Rápido Flash” solía ser permisivo en extremo, considerado, buena gente, pero esto no hacía otra cosa que promover el abuso de confianza y la desfachatez entre los forajas. Y entonces el “hombre quieto” se transformaba en una bestia; se despojaba de un cinturón de grueso cuero y arremetía contra los muchachos al grito de “Dios es Cristo”. No había quien lo pare y muchas orejas, lomos, piernas inocentes y culpables, terminaban magulladas. Santo remedio.
Del nombre o chapa del otro auxiliar difícilmente he de acordarme, pues era un malandrín que chantajeaba a los alumnos, yo entre ellos. Los muchachos, como en todos los colegios, encontrábamos en el fumar clandestino, una suerte de afirmación de nuestra independencia ficticia. Fumábamos en los baños y es allí donde este sujeto caía para, en una suerte de redada, llevarnos a su oficina, un pequeño cubículo bajo las escaleras del segundo piso. Interrogaba a cada uno y terminaba con la amenaza de “voy a citar a tu padre”. Se había enterado de que mi padre era un próspero transportista y puso especial énfasis en mi persona. El día que me encontró fumando llevaba el dinero justo para la compra del “Baldor” de Algebra. Me dijo que le diera el dinero, que él me conseguiría el texto a un precio más bajo. Jamás lo trajo. Luego se dio maña para seguir sacándome plata, sencillo, con la concha más grande del mundo. Prometía arreglar notas y otras facilidades, que finalmente yo no necesitaba y que el, probablemente, no iba a cumplir. Y entonces volvía a lo de citar a mi padre. Al final lo echaron.
Entre los auxiliares podía contarse a una mujer de unos cuarenta años, zamba clara y de trasero prominente, muy habladora y que oficiaba de “cuidadora” del bus del colegio, en el que yo iba, solo porque M. viajaba allí. Yo vivía en Chacra Ríos y ella en la Unidad Vecinal de Mirones. Se llamaba Rosa e intimó con el malandrín; solían encerrarse sospechosamente en la oficina de éste por espacios prolongados durante los recreos. Más tarde el malandrín fue reemplazado por un amigo del director, un hombre de unos sesenta años, de bigotes canos y esmeradamente recortados, de una bonhomía incuestionable, el legendario “tío Vega”. El tío Vega se ganaba al alumnado con su simpatía y su complicidad a la hora de los exámenes, cuando algunos profesores flojos o con problemas de próstata, le pedían, o que vigile todo el examen o todo un paso, o que lo haga por un rato. No bien el titular del curso se iba, el tío Vega, parado en la puerta anunciaba: “Ya pueden copiar”. Esa solidaridad era tan bien pagada que los muchachos hacían una “chanchita” para comprarle al tío Vega, una camisa el día de su cumpleaños, el 3 de diciembre.
A pesar de sus años, el tío Vega cayó también en las redes de esta Rosa, mujer bastante fresca y que definitivamente debía padecer de furor uterino. Recuerdo que en el cuarto año andaba yo con un muchacho, que luego fue dirigente democristiano, un tal Córdova, y cruzando ambos palabras con ella, se atrevió a hacernos un comentario gratuito: “El tío Vega todavía puede; me ha dicho, el sábado te quiero ver calatita”. El comentario de Córdova fue: “Esta vieja es una puta”.
No he sido en la adolescencia demasiado suspicaz, porque nunca interpreté sino como una broma el que la tal Rosa me contará que en un colectivo -los micros de entonces- un muchacho “atrevido” le había puesto una mano en un muslo. Para graficar el hecho ella tomó mi mano y la puso sobre el mismo muslo. Eso ocurrió una de las pocas veces en que decidí acompañarla a ella y al chofer hasta el último punto de la ruta, en el Callao. Ahora estoy convencido de que al regresar cotidianamente solos, esta Rosa y el chofer paraban en algún lugar de la entonces desierta avenida Venezuela y se entregaban al desenfreno de la carne.
Parece que todo esto puede ilustrar en algo lo que era el Alejandro Deustua entre 1966 Y 1968.
En la breve excursión al anexo femenino del Deustua, hacíamos regularmente dos paradas. Una de ida a un bar que quedaba a una cuadra del plantel y donde, con el mayor desparpajo del mundo nos sentábamos a tomar gaseosas y a escuchar hasta la saciedad, “Satisfactión” de los Rolling Stones.
La memoria me es poco fiel para tratar de recordar a la patota. Recuerdo a Nelson Marengo, un muchacho alto con una peluca a lo Beatle, que su padre autorizaba a usar -para envidia nuestra-, a Amancio Peña (que en su particular y cómica parla provinciana, definía al clítoris como “chiquito pene”), a Víctor “Gordo” Tenorio” (eximio ajedresista), a Rafael “Oso” Delgado, a Manuel “Chato” Pedreschi y a Mario Rodríguez Hurtado. Estos tres últimos eran quienes se disputaban el primer puesto cada año y solo eran de la partida muy de vez en cuando. El “Oso” Delgado terminó medicina, pero se perdió, a pesar de su talento, en la burocracia de los hospitales; Pedreschi, borgiano e ingeniero de sistemas, se fue del Perú e hizo su vida en Nueva Zelanda como funcionario de la IBM. Lo reencontraría en la década de los noventas en Wellington, a raíz de una visita oficial. Mario Rodríguez llegó al final de los setentas a ser Presidente de la Federación de Estudiantes de San Marcos y luego connotado penalista.
Además del bar donde escuchábamos a los Rolling Stones, hacíamos de regreso una parada en la esquina de Arica y Jorge Chávez. Allí había una chicharronería, donde como era lógico vendían también camote frito. Los muchachos podíamos comprar solo rodajas de camote frito, unas maravillosas, crocantes, crujientes rodajas, envueltas en papel despacho y coronadas con un ají de los dioses. En esos momentos la vida tenía sabor a escapada del colegio, piernas gruesas de muchachas, pequeños o medianos senos que se adivinaban tras los polos y camotes fritos como esos de la esquina de Jorge Chávez y Arica. Para qué se necesitaba más.
Pero había más y era el viaje en el bus, con M. subiendo en Recuay, con sus ojos achinaditos, su sonrisa burbujeante, sus trece o catorce años brotando como flores de campo, en medio de algo agreste. Había más y era la música de las estaciones que escuchábamos entonces, 1160, Excelsior y otras que traían las inolvidables canciones de los años felices. Cómo olvidar “Te veré en setiembre”.
Más, eran las famosas “matinales”, una suerte de “combo del espectáculo” que ofrecían varios cines de la Capital, entre ellos algunos cercano a mi barrio y colegio, el “City Hall” , el “Arica” o el “Monumental”. Se trataba de una película -una comedia romántica o una de aventuras- y de yapa una presentación musical con los más conocidas agrupaciones y cantantes de la época: los Shains, los Doltons, los Ventures, Jean Paul el Troglodita, entre otros muchos más. Al igual que muchachadas de otras latitudes, las nuestras exteriorizaban su éxtasis por la música y sus artistas “en vivo” con gritos destemplados, con desplazamientos del cuerpo de un lado a otro.
La mayoría de los estudiantes vivían en una burbuja y así continuaron haciéndolo hasta que emigraron de las aulas. Solo algunos vivíamos fuera de esa burbuja y ya nos habíamos contaminado con la política: evidenciábamos nuestra simpatía por partidos o ideologías, discutíamos ya con los profesores, anticipábamos lo que iba a ser nuestro futuro rol de dirigentes universitarios.
El año 1966 que ingresé al Deustua, cursaba el tercer año de secundaria. Mi padre era aprista y hasta un año antes yo no sentía simpatía alguna por el partido de Haya de la Torre. Pero el 65 mi padre que cotizaba considerablemente en el Partido, prestó un camión para el “Día de la Fraternidad”y me invitó a acompañar a un primo mío que iba a conducirlo. Mis ideas de los quince años eran vagamente de izquierda por influencia de un abuelo antiaprista y un tío materno comunista. Recuerdo que en el recorrido que hizo el camión, que llevaba en la plataforma una torre de cartón alusiva a los yacimientos de la Brea y Pariñas, pasó por la avenida La Colmena, en dirección al tradicional local central del PAP, en la avenida Alfonso Ugarte. Una media cuadra antes de llegar al hotel Crillón, se encontraba el local del partido de Gobierno, Acción Popular. Inevitablemente se produjo un conato de choque entre bases partidarias apristas y acciopopulistas. Desde las ventanas del edificio que albergaba el local del partido gobernante se gritaba “búfalos” y desde la calle “coyotes”. Lo primero aludía, no solo al legendario héroe aprista “Búfalo” Barreto, sino a la conducta supuesta o realmente matonesca, arrasadora, irracional de los “defensistas” del APRA; lo segundo al carácter de llorón, gritón, o lastimero del “coyote”, un animal -por lo demás sin ningún prestigio en la fauna- con el que los seguidores de Víctor Raúl Haya de la Torre identificaban a los de Fernando Belaúnde . De estos insultos se pasó a algunos pugilatos callejeros y a apedreamiento del camión donde me encontraba. Es así que de pronto me vi en un bando y reaccioné gritando contra los “coyotes” y sintiendo que otros, compañeros apristas, gritaban conmigo. Al llegar a Alfonso Ugarte pasamos por la tribuna y allí en medio del estrado la mítica figura del Jefe, el sordo, multitudinario griterío de la masa fanática. Obviamente me contagié de aprismo, por lo demás mi padre era aprista y lo fue mi abuelo, partícipe de la revuelta de Huaraz el 32 con Philips, episodio que fue secuela o replica del alzamiento de Trujillo ese año. Más tarde la represión criminal de Sánchez Cerro obligó a mi abuelo y a mi padre, entonces de 11 años a esconderse por varios años en la selva del Monzón.
De modo que llegué medio apristón al Deustua, un colegio, como decía líneas arriba, administrado por un gremio dominado por el APRA. Terminó de volverme aprista el antagonismo personal que se produjo desde un primer momento con Mario Rodríguez, cuyo padre, sino me equivoco era un magistrado huancaíno de filiación democristiana. Pero Mario ya había derivado, por lecturas y otras influencias, hacia la izquierda radical y era un ardiente defensor de la Revolución Cubana.
El alumnado “politizable” se dividió en simpatizantes del APRA y de Orellana y simpatizantes de la Izquierda y de Rodríguez. Como ambos éramos muchachos que leíamos nuestras polémicas tenían cierto nivel. Me parece incluso que este afán de polemizar frecuentemente nos llevó a cada uno a leer más textos políticos. Pero había algo más que me distanciaba de Mario, a la par que me acercaba: la poesía.
Mientras yo a mis dieciseis años escribía versos a mi musa, Mirtha, y leía a románticos como el peruano Salaverry o el mexicano Díaz Mirón, Rodríguez cantaba a la revolución y a los oprimidos y leía a poetas comunistas militantes. Finalmente, y a pesar de todo, yo me quedé con la poesía y mi antagonista con la política, que al final trocó por el Derecho.
Recuerdo nítidamente que cuando cursábamos el quinto año de media, el 68, se produjo el golpe de Juan Velasco Alvarado. Fue una mañana que se inició temprano, cuando a las seis y media mi padre ingresó súbitamente a mi dormitorio y me dio la noticia: “Han derrocado a Belaunde”. Mi padre y yo éramos entonces intensos animales políticos. En el desayuno, almuerzo y comida hablábamos de política. El aprismo de mi padre era conservador, el mío, revolucionario. Mis padres, los dos, se opusieron a que vaya al colegio, pero no pudieron detenerme.
La ciudad de Lima, como el resto del país, estaba perturbada y conmovida, remecida por un sismo político de gran intensidad. Escaseaban los “colectivos” o “colepatos” -como se llamaba aquellos días a los carros de servicio público-, líneas de ómnibus casi ninguna. Muy pocos se atrevían a exponer su vehículo al destrozo de lunas o a una volcadura e incendio por parte de manifestantes enloquecidos. Pero algún transporte había y así llegué al colegio a eso de las nueve de la mañana.
A pesar de nuestro incipiente interés por la política y nuestra supuesta indignación por un golpe destinado a todas luces a impedir el triunfo aprista en 1969, lo que nos movía a quienes nos encontramos en el Deustua era básicamente la palomillada, esa actitud y conducta despreocupadas de los muchachos que convierte incluso lo más solemne y dramático en simple charada. Caminamos por Varela hasta Arica, cruzamos la Plaza Bolognesi, camino de la Plaza de Armas o Plaza Mayor, vía Carabaya. Entrar al llamado “Damero de Pizarro” suponía sortear los sucesivos piquetes de la policía de asalto. Pero los estudiantes secundarios, que pronto nos juntamos con los “compañeros” de la Villareal que habían tomado “La Colmena” y la intersección entre este boulevard y Wilson, como entonces se llamaba la avenida Garcilaso de la Vega, nos dábamos maña para concentrarnos y apedrear vehículos y luego dispersarnos rápidamente. Eran muy pocos los que caían en las garras de la “represión”. Con estas tácticas llegamos hasta la propia Plaza de Armas. Algunos estaban mojados por obra de los carros rompemanifestaciones, la mayoría con los ojos enrojecidos por los gases lacrimógenos. Recuerdo que en la intersección de Camaná y Huallaga un grupo compacto de estudiantes era frenado por un chofer que llevaba un Chevrolet Impala en medio de la pista. Era un “valiente” que no se dejaba intimidar por los que marchaban. Recuerdo que una estudiante de la Universidad Villareal y activista aprista, Janet Gamarra, que más tarde sería periodista de “Caretas” y luego “sub Directora de “La Crónica” en tiempos del primer gobierno de García, se puso delante del vehículo. El chofer la levantó en peso. La Gamarra casi cae, pero se incorporó con agilidad y luego se dirigió hacia una pared de adobe, en ruinas, de una antigua construcción cercana. Con inusitada fuerza despegó un inmenso adobe y sin más lo dejó caer desde cierta altura sobre el parabrisas del Impala. Al ver hacerse trizas la luna delantera, el chofer emprendió la fuga, seguido de una lluvia de piedras y mentadas de madre.
Este hecho hizo que el grupo engrosara, se volviera más vociferante y se convirtiera en destructiva turba al llegar a la intersección de Camaná y La Colmena. Me cupo “bautizar” las ventanas de una aerolínea que ya ha desaparecido; sentí con malsana emoción como se venían abajo éstas con estrépito. Una lujuria de violencia se apoderó de nosotros y el tráfico quedó interrumpido por varios minutos hasta que llegó de nuevo el famoso Rochabús, que como sabemos debía su nombre al apellido de un director de Gobierno del dictador Odría.
Había circulado, ahora me parece que con el exclusivo propósito de animar a la gente, la versión de que al mediodía se haría presente en la mismísima Plaza San Martín Armando Villanueva del Campo, para arengar a las masas y empezar a resistir el “golpe gorila”. Villanueva nunca llegó, obviamente, y luego de varias horas de ir por aquí y por allá, los estudiantes se dispersaron tristemente. El golpe se había consolidado por el rechazo de un importante sector de la ciudadanía a la corrupción y el desgobierno del régimen belaundista. La cúpula de Alfonso Ugarte se había propuesto, por otro lado, posiblemente, no resistir, suponiendo que el gobierno militar duraría lo que el anterior de Pérez Godoy y Nicolás Lindley: un año. Pero estos militares llegaron para quedarse doce años o más. Se quedaron solamente doce. Los militares tuvieron el tino de no perseguir al APRA, con lo cual la resistencia aprista quedó sin la fundamental motivación de otras épocas.
Dos meses antes del golpe yo me había matriculado en la academia de preparación universitaria “Sigma”, la mas prestigiosa de entonces. Esta quedaba en “La Colmena”, casi al frente del local de Acción Popular. Por aquellos días se producía el abierto enfrentamiento entre las dos alas del partido gobernante, no solo por el asunto de la tristemente célebre “pagina 11” del contrato con la IPC, sino por supuestos acercamientos entre el sector moderado del belaundismo y el APRA. Los moderados, los llamados “carlistas” eran leales a Belaunde y Ulloa, y tenían el control del local partidario. Un buen día, y mientras escuchábamos clases en la “Sigma”, la calle se convirtió en un campo de batalla campal entre “carlistas” y “termocéfalos”, estos últimos seguidores del primer vicepresidente Edgardo Seoane, ya alejado completamente de Fernando Belaunde, pretendían tomar por asalto el local central de AP.
Resultaba un divertido espectáculo ver como las facciones belaundistas se apaleaban entre sí, acusándose mutuamente de traición. No pasaba por mi cabeza, por supuesto, que estos desordenes - un aspecto más del caos político que vivía el Perú en ese momento- irían a precipitar un desenlace como el de la madrugada del 3 de octubre de 1968.
Antes de ese día yo me veía en un mundo universitario pletórico de vida política, de debates y polémicas. Ya algo de eso se había anticipado en las reuniones políticas del Deústua, en las que incluso invitábamos a estudiantes de las universidades. No puedo olvidar a un curioso personaje que participaba de esos primeros escarceos políticos, el famoso bachiller Enciso, un militante aprista que siete años más tarde se haría famoso como agitador y, según algunos, incendiario, durante la asonada contra Velasco del 5 de abril de 1975. El nombre del famoso “bachiller Enciso se oiría bastante, vinculado a los luctuosos sucesos del Febrerazo. Recuerdo también a Enciso como parte de un grupo de muchachos apristas que conocí en 1969 en la Pontificia Universidad Católica y entre los que se encontraban el entonces aprista Angel Delgado (muy ligado en los ochentas a Alfonso Barrantes y más tarde inseparable compañero de ruta de Alberto Borea Odría, otro ex aprista), Raúl Arístides Haya de la Torre, Adolfo Venegas y…Alan García. Pero nos estamos adelantando.
La noche del 3 de octubre de 1968 se inició una etapa de profundas reformas estructurales, pero también de un periodo de aburrimiento muy propio de las dictaduras militares. Durante doce años escucharíamos no solo los sosos discursos de Velasco y Morales Bermúdez, sino solo aquello que éstos y la cúpula militar permitían. Si bien es cierto no desapareció la política de las universidades, ésta estaba profundamente limitada por la represión y una atmósfera de intimidación de parte de las autoridades universitarias, parte de las cuales era oposición al Gobierno por su extracción burguesa, pero aprovechaban la dictadura puertas adentro, para “poner orden” y acallar justas voces de los estudiantes.

17 comentarios:

  1. Don Carlos, aca va una más de las anecdotas del inigualable, nunca superado Luis Pajares.
    Era el año 1966, 3° de Secundaria, jugaba la Copa Libertadores Universitario de Deportes, el rival de turno era Racing de Avellaneda, se jugó en Argentina, el triunfo fue de Universitario por 2-1, con el gol de triunfo de Kilo Lobaton, Pajares acerrimo fanatico de la "U", conmigo y otros más escuchó el partido por radio, al finalizar este, se puso al borde del llanto y se fue a una de las carpetas a masturbarse y gritando euforico decia "GEeeeeereto esta va por Kilo Lobaton" y ese gol lo celebro mas de una semana,logicamente masturbandose. Asi llegó Pajares a la EX -PIP y despues a la Marina Mercante

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  2. Querido Carlitos, he disfrutado leyendo el fragmento de tu obra que generosamente compartes con los amigos, y caigo en cuenta que no obstante tu pasado putricio,¿existe esta palabra?, como buen poeta supiste imaginar una Dulcinea,que hasta hoy, con el corazón "partío" llamas pudorosamente M. Así es el fútbol compañero-camarada, cuando cupido acierta no hay vuelta que darle y terminamos enamorados de la mujer de carne y hueso que elegimos y conquistamos o "templados" sine die de fantasmas que nuestra calenturienta mente ha inventado. He de confesar que en el colegio también posé mis ojos en algunas niñas que luego comprobé tenían poco cerebro, ahí aprendí cuan insufrible es tener como pareja una belleza incapaz de sumar y anudarse los zapatos a la vez.
    Cuentas en tu relato el intercambio de ideas que sostuvimos desde orillas opuestas en el colegio, pero, ahora, luego de indagar detenidamente, coincidiras que nuestros maestros Mariátegui y Haya, auténticos políticos, hombres decentes y honrados,incapaces de tomar un centavo del erario nacional, compartieron inicialmente muchos puntos programáticos: reinvindicar al campesinado y romper el latifundio, otorgar derechos a los obreros, socializar la cultura. Estoy convencido que cuando el pueblo aprista redescubra al Haya joven y la izquierda impulse con vigor una democracia inclusiva, el Perú entregará bienestar a los hijos. Aún es posible un mundo mejor.
    Finalmente, sobre literatura, la creatividad humana la podemos encontrar en artistas comprometidos y tambièn puros. Vallejo vale tanto como Borges, aunque siempre me inclinaré por los que no aceptaron vivir en una torre de marfil, es cuestión de optar pero la pureza o el compromiso no convierten automáticamente a nadie en artista, en un ser tocado por los Dioses cuya creación tiene sus propias leyes, distintas a las de las ciencias, incluída esa curiosa técnica que es el Derecho

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  3. A proposito de M,, Mario se acordara perfectamente de nuestra companera Chela Mariselli, quien vivia en el Jr. Balta en La Victoria, muy cerca de la Plaza de Armas.

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  4. Mario Pablo saludo tu inquietud por ser un ferviente seguidor de la Izquierda responsable no la recalcitrante que mucho daño a hecho al pais llevada por el resentimiento social y los rencores, asimismo al Vate Orellana creo que el tiempo lo ha hecho REFLEXIONAR y tomar conciencia que cometemos errores y mientras haya vida los podemos rectificar, Un saludo fraterno al compañero Mario Rodriguez
    Otro si digo: Compañero de colegio.

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  5. Lo que Carlitos Valqui cuenta de Pajares es alucinante. Cómo un gol puede estimular sexualmente. Pajares habría sin duda intimidado a Maradona.Y digo esto yo que de futbol nada sé porque desde que en 1960 descendió de categoría el Atlético Chalaco no ha vuelto a interesarme tal deporte.
    En cuanto a lo que manifiesta Mario, debo coincidir con el en mucho. Finalmente todos éramos jóvenes idealistas y hemos terminado como hombres con ideales conservados. Ahora en algo discrepo con él -y seguramente se sorprenderá- y es que para mi Haya de la Torre se descubrió como un gran farsante, el mayor de la historia del Perú. Que me perdonen mis ex compañeros pero yo ya no tengo ningún respeto por él, ni intelectual ni político. A los hombres por sus frutos los conocereís y ya vamos viendo los frutos de Haya. Supo organizar al pueblo peruano en un partido poderoso, gravitó durante décadas en la escena política local, pero nunca mantuvo una línea de consecuencia. No hay uno, sino varios Hayas, una esquizofrenia. Perdonen nuevamente mis ex compañeros si los defraudo. Es mejor por ello no hablar de política, que por lo demás no entretiene ni engorda. El Judio Maravilloso escribió algo sobre Chela Mariseli, ese nombre suena y resuena en mi memoria, que es malísima. Pero ese nombre convoca imágenes muy agradables. Propongo que nos aboquemos todos a conseguir una foto de Chela Mariceli. Creo que era una hembrita bien rica.Perdón, una chiquilla guapa, al parecer, la musa secreta del buen Mario. Y también estoy de acuerdo con él respecto de las bellezas huecas. Y también con su posición frente al arte. Esto último me sorprende porque pensaba que su visión del arte tenía mucho que ver con el Foro de Yenán, pero claro, eso no es posible si es un borgiano como el Judio Cabezas.

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  6. Agrego: creo que en el viaje que hicimos al Norte (frontera con Ecuador) en agosto de 1968 llegamos (yo no) a visitar la casa de Chela Marisela, no se si en Chimbote o Trujillo o Chiclayo. Que alguien de los que fue me desmienta. Creo que has ahora no participa de este blog ninguno de los argonautas de Huaquillas.

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  7. Resucitado Poeta, veo que con la edad has recuperado el sentido comun y la sanidad, que te abandonaron cuando fuiste vilmente embaucado por el venal Victor Raul (Huye del Trabajo, como lo llamaba la revista La Olla) y sus secuaces.

    El apellido es italiano, Mariselli. La hermana mayor de Chela termino con mi hermano Lalo varias promociones antes que nosotros.

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  8. Don Carlos Orellana, Loado por el Padre de las Luces, descendido del mundo celeste, reapareció en la replica con estos debiles mortales.ALELUYA. Vate le comento que hace cerca de un año vi de pasada a Chela Mariselli por la Av Manco Capac en La Victoria, los años no la han tratado mal, en su epoca de colegio era una chica blanca, de facciones finas, 1.60 m de estatura, viajaba conmigo en la movilidad de colegio (1° de Secundaria), el chofer era un moreno de apellido Marroquin. Soy honesto en decir que a mi tambien me gustaba Chelita, era el tipo de mujer que siempre me agradó, mujer blanca. Manolo recuerdo a la hermana de Chela una flaca alta, no tan atractiva como ella, algo diras, Cinico Galvan Saludos.

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  9. Carlos, parece que el erotomano vate nos ignora olimpicamente. Debe estar de viaje de placer en el Asia profunda.

    A proposito, estare ausente las proximas semanas de vacaciones. Leere el blog, pero no escribire, asi que nos encontramos a mi regreso. Un abrazo.

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  10. Manolo te comento que tambien salgo de vacaciones a partir de 02 de setiembre, muy posible que este ausente en los escritos del BLOG por espacio de 02 meses. A mi regreso vuelvo con fuerza a escribir en el BLOG del Sumo Pontifice de la Iglesia de EROS, Don Carlos Orellana. Manolo estoy totalmente de acuerdo contigo, el bueno de Carlos Orellana nos ignora totalmente, no entra a la replica con nosotros. Saludos

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  11. Por la reflauta, Carlitos no quiere hablar de política porque siente que Haya lo defraudó, y Valqui y Manolo se van de vacaciones, de manera que el blog enmudecerá por unos días, lo que me mueve adelantar unas líneas para insistir en que las ideas y el compromiso del joven Haya fueron, en su momento,segundo decenio del siglo XX, expresión de los sectores populares (indios y mestizos)hartos de la rosca oligárquica terrateniente y que la derechización de este político de fuste no borra sus contribuciones, aunque confirma que los intelectuales pequeñoburgueses democráticos somos lábiles, proclives a abjurar de nuestros más nobles ideales y a quemar las naves con las que emprendimos el viaje reformador. Aclaro que estos temas no los traje a colación por iniciativa propia, sino estimulado por el relato de Carlitos, lleno de recuerdos políticos, cada uno más interesante que el otro. Con relación al arte, capaz de darle forma concreta a nuestros sentimientos, reitero que no es mecánica derivación del compromiso político ni de la indiferencia purista, sino del ingenio y la creatividad humanos. Dejándonos de solemnidades y pasando a otro tema, la descripción que hace Valqui de la ciudadana Mariselli, es exacta, gracias a él acabo de reconstruir sus rasgos físicos, perdidos en el tiempo, lo que no significa que haya olvidado la dulce ensoñación de niño cabrío por el sexo opuesto que despertaba en mí.

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  12. Mario Pablo, tengo entendido que en tus tiempos de universitario, llegaste a ser presidente de la federación de estudiantes de San Marcos, vivencia que saludo porque hay que ser consecuente con los principios que enarbolabas, que espero no te hayan defraudado como sucedio con Victor Raul y supongo con Alberto Kenya, al melancolico y taciturno de Carlos Orellana.Por mi parte comparto la decepción por los lideres la Casa del Pueblo, a pesar que Alan Gabriel en este gobierno no la está haciendo mal.

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  13. Estimado Carlos, la confianza en que todavía es posible un mundo mejor y democrático de verdad, jamás se pierde. Esa esperanza le dió y le sigue dando sentido a mi vida. Creo que en su momento, esto animó al joven Haya y por eso no tengo empacho en reconocer sus contribuciones, así como disentidir de sus defecciones y herejías, pero todos tenemos luces y sombras. En cuanto a Mozallón, me parece impresentable, por su primario egoísmo y desbordada ambición

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  14. Jóvenes, la confianza en un mundo mejor y democrático la he perdido hace rato. Estoy convencido que la codicia supera a todos los demás sentimientos y siendo así no hay sistema que funcione. Alan no la está recontracagando como la vez anterior y creo que para lo que estamos acostumbrados es un alivio.

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  15. Queridísimo Tenorio, llevas mucha razón cuando identificas la codicia como un sentimiento capaz de mover montañas, a ello agregaría la cínica y por ello no menos cierta oración: "Ante el dinero todos somos de la misma religión", pero precisamenten en este asunto de identificar y conjurar tan voraz tendencia reside el reto que nos lanza la vida; sin ser ángeles ¿nos dejamos devorar por nuestros demonios o les hacemos la lucha?. Sobre Mozallón, tendría que haber sido una bestia para volver sobre sus pasos, prefirió no meterse con la economía privada y por ello, como dice el último informe regional de PNUD, hemos crecido pero no desarrollado porque aún la desigualdad es demasiado alta y hasta se ha incrementado, por esto es tan urgente pensar en una economía más inclusiva

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  16. De nuevo y a acomodarse, despues de un breve intervalo ya estoy de regreso.

    Estaba de viaje celebrando el 25 aniversario de matrimonio. Que tal aguante!!(de mi mujer). Un cuarto de siglo que se fue sin darnos cuenta.
    Asi que decidimos cruzar el charco,y nos dimos una escapada por el viejo continente.

    Cambiando de topico, me sorprendio que en Europa ya comenzaron las eliminatorias para el
    mundial de Brasil 2014.

    En cuanto al comentario de Victor solo podria agregar que es la misma historia que se repite.
    Es la idiosincracia de nuestros politicos, todos nacen rectos pero despues se tuercen y es alli donde ningun sistema trabaja.

    Finalmente, como seres humanos no podemos dejar de sonar, eso es lo que nos mantiene vivos.
    La confianza en un mundo mejor es vital para la existencia del hombre.

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  17. De vuelta al barrio despues de unas estupendas semanas de vacaciones!

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